En clase hemos visto lo que hacían los juglares, podeis buscar y apuntar mas informacion desde esta página:
http://es.wikipedia.org/wiki/Juglar
"Un juglar era un artista ambulante en la Europa Medieval. A cambio de dinero o comida, ofrecía su espectáculo callejero en las plazas públicas, y en ocasiones era contratado para participar como atracción y entretenimiento en fiestas y banquetes de los reyes de aquella época para divertirse."
Esta actividad es opcional y se puede hacer el fin de semana, si algún padre quiere la version para imprimir, puede pedirmela con una nota
En la pagina 41, actividad 2 de vuestro libro de lengua os recomienda
leer una historia, esta es:
http://www.elhuevodechocolate.com/mitos/mitos-16.htm
Pero esta es una versión mas sencilla de:
El cuento del bello Narciso:
Érase una vez hace muchos años, en el país de las ninfas del
agua, que estos espíritus de los ríos y arroyos encarnados en gráciles
doncellas vivían y jugaban felices como niñas a la orilla de un estanque. Una
de ellas, Liríope, casada con el río Cefiso; tuvo un hijo muy hermoso al que
llamó Narciso y que, con el tiempo, creció y se convirtió en un joven
bellísimo. Era tan guapo que todas las ninfas jóvenes quedaban prendadas de él
y muchas deseaban en secreto conseguir su amor. Incluso un joven llamado
Ameinias sintió tal admiración por su belleza que prometió dar su vida por él,
si lo necesitaba. Narciso se enteró y como su frivolidad era tan grande como su
hermosura, se rió de él y poniéndole en las manos una espada le ordenó que se
quitara la vida. Ameinias, tristemente, acabó con su vida delante de Narciso
que no se conmovió en absoluto.
Tiempo después Narciso seguía robando el corazón de las
ninfas. Había una muy tímida, llamada Eco, que le seguía a todas partes pero no
podía declararle su amor porque la más poderosa de las reinas la había
castigado a no poder decir nada más que las últimas palabras que escuchara de
los demás. Su triste historia ha inspirado el nombre del eco de las montañas
que repiten el final de nuestras voces. Esperando su oportunidad le observaba
escondida en la espesura. Un día Narciso paseaba por el bosque y oyó un ruido
tras los matorrales: -"¿Hay alguien aquí?" - preguntó. Y Eco le
respondió: "¡Aquí!, ¡Aquí!..." Narciso se acercó un poco y le dijo: -
"¿Quién eres? ¡Ven!" y Eco contestó ¡Ven! - ¡Ven!... Entonces Narciso
apartó los matorrales y Eco intentó besarle. Pero Narciso hizo un gesto de
desagrado y la empujó diciéndola que le dejara en paz. Eco, entristecida, se
ocultó para toda la vida en una profunda cueva consumiéndose por un amor que
nunca conseguiría y respondiendo entrecortada a los visitantes con el eco que
se apaga.
Narciso continuó por los bosques y arroyos de las ninfas
enamorando a mucha de ellas hasta que un día, el espíritu de los ríos protector
de las ninfas, quiso castigar su orgullo y falta de sensibilidad. Narciso
paseaba a la orilla de un lago delicioso y sintió sed y se tumbó para beber en
sus aguas tranquilas y cristalinas. Entonces, en el reflejo del agua, contempló
un rostro hermosísimo que le miraba desde el estanque. Quedó tan prendado de su
belleza que no se atrevió a tocar la superficie del agua, ni a separarse de tal
visión. Pasaron las horas y Narciso no podía sustraerse de mirar la bella
figura del agua. Pasaron días, semanas, y Narciso agotado murió tendido al lado
del estanque paralizado por aquella maravillosa visión. Transcurrieron los
meses y al llegar febrero, en el mismo lugar que quedó su cadáver, nació una
flor bellísima. Las ninfas van de vez en cuando a visitarla y al verla
exclaman: ¡Qué hermoso Narciso! ¡Qué bello era!